Juan Vera

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Sobre la posibilidad posible

 La última pregunta lanzada a mis espacios sociales (Facebook e Instagram) fue ¿Qué es lo posible? ¿Quién lo define? Su eco provocó diferentes respuestas en los seguidores de esas redes y, en mí, varias reflexiones y cuestionamientos. ¿Lo posible es una categoría relacionada con lo potencial? ¿Se refiere a lo realizable o a lo realizado? 

Fui decantándome por la relación entre la posibilidad y el poder. Cuando tenemos o desarrollamos poder, más cosas se hacen posibles. ¿Deberíamos, entonces, en vez de especular con una metafórica margarita de pétalos posibles e imposibles, desarrollar más poder en nosotros, en los grupos a los que pertenecemos y en la sociedad? Construimos lo posible, lo desarrollamos, lo cultivamos. 

La política, por ejemplo, es el arte de lo posible en la medida en que exista el poder para llevar adelante y encauzar aquello que aún no es, pero que existe la posibilidad de que lo sea. La dignidad existe en la medida en que tengamos la posibilidad de defenderla, y para esa defensa requerimos de poder personal y de un poder que ha establecido las condiciones para que la propia sociedad en la que se ejerce tenga, a su vez, el poder de garantizar derechos y reglas para convivir. 

Y así podríamos seguir hablando de situaciones en las que se evidencia esta estrecha relación entre poder y posibilidad. Dejo aquí, entonces, un punto y seguido, dado que quiero traer algunas de las respuestas que dieron quienes se atrevieron a reflexionar sobre lo preguntado y me llevaron a mí mismo a abrir espacios nuevos y consideraciones para refinar este pensamiento. 

Alfredo Ángel responde: “Lo posible es aquello validado por una comunidad de intereses. Lo posible es siempre un espacio reconocido y legitimado en el marco de valores compartidos y de una ejecución responsable. Lo posible es eso que motiva, da sentido de dirección y concreción al presente y al porvenir de las personas”. 

Lo posible se convierte en sus palabras en una declaración vivida profundamente, que genera realidad en la medida en que nos empodere. ¿Es previo entonces el poder a la posibilidad? Al menos puedo reconocer que tienen un estrecho lazo, un vínculo muy cercano sobre el que deberemos seguir reflexionando. 

Rosario Alfonso dice: “Es posible lo que te atrevas a soñar y establecer como meta”, incidiendo en el poder de las declaraciones y en el poder que el propósito nos da. Lo posible sigue estando en esa capacidad de articular voluntades y de hacer aparecer la nuestra para pasar de la potencia al acto

Recojo finalmente las palabras de Salua Buale que poéticamente expresa: Para mi lo posible es ese espacio que se crea cuando tus creencias, emociones, alma y conducta se integran de manera virtuosa en una danza fluida que se expresa en acciones cotidianas”. 

Me quedo resonando con ese poder que surge de la integración, de la coherencia, de aquello que puede parecernos misterioso y que se manifiesta en lo actos que al caminar hacen camino.

La posibilidad está en los caminantes y es remisa para quienes se detienen, incrédulos de sí mismos.