Poética de lo femenino Artículos Articulados

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Juan Vera - Artículo articulado -  Poética de lo femenino - Marvin de los Ángeles Colmenares

Coautores de este artículo: Marvin de los Ángeles Colmenares y Juan Vera

Marvin de los Ángeles y Juan nunca se han visto. Los presentó virtualmente Amancio Ojeda, quien ya ha sido coautor de un Artículo articulado. Fue en la ocasión ya relatada del lanzamiento del libro de cuentos Líderes que cuentan se cuentan (2020). Amancio pidió a Juan que lo leyera y escribiera el prólogo. 

El libro estaba escrito por el propio Amancio, Eduardo Römmel y Marvin de los Ángeles. Juan se sumergió en el libro y se quedó prendido de la poesía de los cuentos de Marvin. Por eso escribió un prólogo que, en realidad, era un cuento que terminaba diciendo: “Me fui al mostrador del café y antes de pedir la cuenta, Marvin me dijo, o creí que me dijo: «Y fue la libélula como Ramos Sucre, de rama en surco o como Monterroso, rozando montes, con cuentos brevísimos de alas anchas». Me fui volando y esta noche he decidido no escribir el prólogo, sino relatar lo sucedido en el café y seguir viviendo con las alas anchas”. 

Desde luego ese café era, una vez más, imaginario. Después pudo ver por Zoom a los autores en la presentación del libro. Se reunió con los varones en Santiago de Chile adonde emigraron y con Marvin de los Ángeles se han enviado mensajes sobre el amor a la poesía. Así supo que, como comunicadora, experta en educación y locutora, tenía un programa de radio al que llama Poética de lo femenino.

Han conversado sobre el programa, sobre Venezuela y su dolor, sobre el poder de las palabras y el arte. Sin darse cuenta ya van a cumplirse cuatro años de intercambios.

Marvin se inscribió en el programa Articular, donde tuvo intervenciones notables. Por todo ello, Juan la ha invitado a escribir este artículo para hablar de esa poética, para hablar de su sonido y su sentido.

Juan Vera (J.V.):— Querida, Marvin, quiero saber cómo surge Poética de lo femenino. Quiero que me cuentes su mensaje y su intención.

Marvin de los Ángeles Colmenares (M.A.C.):— Gracias, Juan. Es cierto que no nos hemos visto, pero nos hemos mirado siguiendo la premisa de Antoine de Saint-Exupéry “lo esencial es invisible a los ojos”. Te agradezco la invitación y la maravillosa oportunidad de estar en este espacio privilegiado. Saludo poéticamente a quienes nos leen. Anhelo que estos signos de la escritura sean, como el Tordito venezolano, figuras negras y vibrantes que, con su canto vivo vuelen de los ojos, a los corazones de quienes nos leen-escuchan.

El origen de esta historia está en mi investigación “Visión pedagógica de la experiencia desde la vivencia poética”, tesis en la que estuve hilando ideas que vincularon educación y transformación con vivencia poética para entender la propia vida como composición creativa y conmoción vivencial, y que fundamentaron la visión de la cual nace la obra “Pedagogía de los arreboles”. Una vez culminado el proceso académico, pretendía compartir los hallazgos sustanciales del estudio con base en las perspectivas esbozadas. Así, se fue conformando un enfoque de naturaleza reflexiva que por sus implicaciones ontológicas, epistemológicas, éticas y políticas se fue extendiendo a otros escenarios.   

Comencé entonces con diversos conversatorios alrededor del tema y, en este devenir, nació la versión radial Poética de lo femenino la cual, inspirada en la estética de la existencia, intentaba sentar las bases de un encuentro mediático como espacio de sentido para poder “reCREARnos”, con una experiencia atractiva (desde el punto de vista del lenguaje radial), que por medio de las ondas hertzianas propiciara ese encuentro de intercambio con las vivencias, ejemplos, enseñanzas y propuestas de otras mujeres y hombres creativos, que impulsados por los caminos del arte, el coaching, y las herramientas holísticas nos brindaran en su poética, es decir, su hacer, alternativas de expansión en estos tiempos.

Como bien lo comentas, en ese camino se consolida el libro Líderes que cuentan, se cuentan, bautizado en diciembre de 2020, donde propongo el liderazgo poético y proteico para ilustrar los preceptos de la visión de la experiencia desde la vivencia poética en relación con el tema. Desde allí se parte de la convicción de que más allá de la facultad para escribir poemas, tenemos la posibilidad de hacernos sujetos de la vivencia poética, de “un vivir con arte, vivir-se cómo arte”, lo cual exige confrontación, declaración, descubrimiento. Esta es, desde entonces, mi búsqueda y mi mayor convicción.

 
Juan Vera - Artículo articulado -  Poética de lo femenino - Marvin de los Ángeles Colmenares
 

En ese sentido, Juan, ¿cuál es tu opinión en relación con esos elementos de la vivencia poética: confrontación, declaración y descubrimiento en relación con el coaching?

J.V.:— Gracias, Marvin, por tu respuesta y sin querer limitarme al dominio del coaching, quiero hacerme cargo de tu pregunta. De hecho, me parece una interesante manera de buscar los hilos que permiten entender las infinitas relaciones entre las cosas.

No existe el coaching si es que no declaramos un quiebre. Es más, la posibilidad del acompañamiento a través de cualquier metodología surge del reconocimiento interior de que algo nos parece insuficiente, nos parece un desafío para el que requerimos más recursos, o nos parece una situación que rompe aquello en lo que habíamos constituido nuestra regularidad o incluso nuestra identidad.

Podemos decir que requerimos de la decisión de enfrentarlo, de no esconderlo. Eso sería entonces una forma de confrontación, aceptando que esa confrontación puede ser con nosotros mismos.

Cuando llegamos a tomar la decisión es preciso declararla. La declaración permite tomar las medidas para hacernos cargo, porque de alguna manera nos enfrenta a nuestra coherencia interior y al cuidado de nuestra imagen ante el mundo que nos rodea. 

A partir de ahí, el proceso tiene toda la intención de que ampliemos nuestra forma de observar lo que produce el quiebre. Mirar fuera y dentro de nosotros. Prepararnos para descubrir, abrirnos al asombro, permitirnos dejar atrás creencias y conductas, soltar, cambiar nuestra piel.

Descubro así que confrontación, declaración y descubrimiento están ligados a la manera en que he desarrollado mi vida profesional también. Y digo también porque el lenguaje poético supuso en sí mismo un descubrimiento relacionado con la belleza. No era lo mismo leer o escuchar la linealidad descriptiva de la prosa que la musicalidad y los giros abiertos a interpretaciones propias de la poesía.

Puedo recurrir a un ejemplo de mi preadolescencia. En los cuentos y los comics que leía, los piratas eran malvados salteadores de mares y puertos. Pero una poesía de lectura obligatoria entonces era “La canción del pirata” de José de Espronceda, el representante más conocido del movimiento literario del romanticismo. La leí muchas veces. La recité en voz alta y esa voz al pronunciar: 

La luna en el mar riela,
en la loma gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado,
al otro Europa,
y allá en su frente Estambul.

La primera vez que fui a Estambul fui dispuesto a penetrar en el alma de Turquía y no como un turista que la recorría por tierra. Fue la mía una vivencia poética.

Marvin de los Ángeles me gustaría que me contaras cómo la educación se puede transformar en una vivencia poética. Estoy seguro de que tienes muchos ejemplos que pueden ser inspiradores.

M.A.C.:— Hermosa pregunta, Juan. Conviene para intentar responderla decir lo que ha implicado para mí la concepción de la vivencia poética para luego intentar exponer la forma en la que he relacionado esta con la experiencia y la educación en función de constituir las premisas que impulsaron mi investigación y nutrieron el libro Una pedagogía de los arreboles

Todo nace con mi amor por la poesía. Los dos poetas que forjaron en mi corazón la concepción del tema fueron Armando Rojas Guardia desde su texto “¿Qué es vivir poéticamente?” y Rafael Cadenas con sus “Poemas selectos”.

Del primero asumí la convicción de que, y cito, “vivir poéticamente es vivir desde la atención (…) es cultivar la dimensión simbólica de la conciencia, aprender a adiestrarse más y más en una verdadera hermenéutica simbólica de la realidad, para la cual los objetos, las situaciones y los hechos son sacramentos que incesantemente remiten a un orden trascendente (…) Es un vivir con arte, es vivir-se como el poema existencial y cotidiano que Dios nos posibilita hacer de nosotros mismos. (…)”. 

Con el segundo sembré mi búsqueda ontológica cuando leí: 

Si el poema no nace, pero es real tu vida
eres su encarnación
Habitas
en su sombra inconquistable
Te acompaña
diamante incumplido. 

Desde allí, comencé mi recorrido para coligar estas ideas con mi propio universo: el mundo educativo. Partiendo del carbón, pero mirando el diamante intenté hacerme encarnación del poema y me propuse concretar la elaboración de un enfoque que atendiera al llamado de vivir poéticamente para vislumbrar las implicaciones pedagógicas de estas nociones en educación.

De todo el trabajo realizado pude evidenciar que si hay un principio pedagógico preponderante en esta visión de la pedagogía desde la vivencia poética es la fe en el otro como persona exclusivamente interior y espiritual que tiene todo lo necesario para poderse elevar a su verdadera condición humana, logrando a través de la formación, una emancipación intelectual, la cual siempre dependerá de su libre albedrío. 

El docente, desde una pedagógica hermenéutica asume ser acompañante del otro en un entorno que privilegia el diálogo, la conversación, lo que implica que existe sólo para favorecer el cambio interno en los sujetos y no para protagonizar la vivencia. 

Lo primordial del proceso educativo es su camino de experiencia para comprender-se en relación con otros. De allí la necesidad de una hermenéutica educativa que propicie la inquietud del sí. Y para movilizar las vibraciones y disposición interna no debemos olvidar que, si bien es cierto que importa una determinada cadencia, es el aspecto interior lo que le confiere vida, pues esa forma puede ser sólo cáscara o ya en sí misma la semilla. Sus raíces se hunden en su significación. 

En una pedagogía desde la vivencia poética se privilegia, por encima de todas las cosas el componer, proponer, promover y en especial, conmover, como demostración de verdadero amor para que el otro se emocione, se conmocione, para que viva siempre en inquietud, para que realice ese viaje de con-formación de sí, (o viaje de formación). Porque la vivencia pedagógica, en cuanto poética, es movimiento y acontecer. Es vibración espiritual revivible y no está completa sin esa señal de un estado interior de atemperado contenido y fuerza de persuasión, que coloca a la intuición sobre la comprensión y la imagen sobre el concepto.  

Desde la dimensión pedagógica, se conformaron además las implicaciones alquímicas, poéticas y políticas del enfoque. Respecto a la última de ellas, se propuso la noción de Yotalidad como ejercicio constante de alteridad entre los hombres mediatizados por la circunstancia compartida y en convivencia solidaria en el decir de María Zambrano porque, la vivencia poética inspira la ejecución de la tarea heroica del encuentro del sentido, animado por la palabra esencial, lo que implica la continua reflexión acerca de la realidad y participación activa para recuperar el dominio de la propia vida, renunciando a la idea de un futuro preestablecido para entenderse como proyecto, posibilidad y potencia. 

Desde entonces, Juan y queridos amigos que nos leen-escuchan, he integrado estos principios a mi trabajo como docente y asesora organizacional, desarrollando programas que respondan fielmente a esa naturaleza. De allí que, las vivencias acaecidas —desde los niños del plan lector “Recrearte” hasta el programa “Compañía de Campeones para una gran empresa del centro del país—, han propiciado ese “lumen naturae” (esencia transformadora), que representa el esfuerzo constante de superación y la libertad para la autocreación permanente, que es compromiso y comunión consigo mismo y con el otro.

Es precisamente desde ese lumen naturae, que también tiene implicaciones políticas, porque como lo dijo tu coterráneo José Ortega y Gasset: “La estética es una cuestión política porque entraña una reforma de la sensibilidad con alcance en toda la existencia humana”. Quisiera, Juan, elaborar para ti una nueva pregunta tejida desde dos hilos interrogantes, ¿cuál es tu visión estética de la política y como has conformado desde allí tu propia poética-política?

J.V.:— He tenido que leerte-escucharte varias veces para poder sintonizarme con la profundidad de lo que propones y llevarlo al ámbito de la política. La poesía es el lenguaje generativo que, por tanto, crea nuevas realidades en las que la estética está presente como una expresión de la belleza implícita en el propio acto de crear. 

La política surge de la intención de convivir, de poder vivir con otros, de permanecer juntos ante los desafíos colectivos y las propias diferencias. Esa sola idea de generar las condiciones para convivir tuvo siempre para mí una poderosa atracción. 

Fui adolescente en la dictadura franquista española y pronto mi posición fue que ese era un mundo sin política. De hecho, esa palabra estaba prohibida. Quiero con ello decir, que el ejercicio del poder no es en sí mismo político. En demasiadas ocasiones el poder se ejerce por la fuerza y en la fuerza no hay convivir, no hay poesía, queda obedecer o resistir. El poder para el propio bien es egoísta, autorreferencial, no escucha, no siente, no cuida, sino los propios intereses y deseos. En ese escenario, como mucho, puede haber política exterior.

En esa permanente relación entre Yo – Mundo, la política, al menos lo que yo denomino política, propone la búsqueda de un nosotros en el que todos quepamos, sin negar que existan mayorías y minorías y comprometiéndonos al respeto de esas minorías y que, estas, a su vez, se comprometan con el bien más común. Ese es el espíritu de la auténtica democracia y por eso el requerimiento de contrapesos para evitar que el poder sea capturado por una sola posición y que la polis esté al servicio de un amo o de una élite. 

Poesía para todos, oportunidades para todos, libertad para todos, espacios sin exclusiones. Esa es mi visión estética de la política, aquella que, como dice el filósofo político español Daniel Innerarity, es también un espacio para la ternura. No sirve que en vez de un solo absolutismo convivan varios. Cuando la democracia se convierte en partitocracia, los ciudadanos se quedan en la profunda lejanía y soledad y la política como aspiración de una convivencia estética se hunde en el desamparo. 

Algo de eso está sucediendo hoy, pero el que suceda no se lo podemos achacar a un requerimiento del pragmatismo para gobernar, sino a la lentitud del desarrollo de nuestra conciencia colectiva. Lo poético trae consigo la esperanza de crear el canto de todos. Mi convicción es que el lenguaje poético puede contribuir a ello.

 
 

Y para terminar de preguntarte por mi parte, querida, Marvin, ¿cómo ves tú el rol de lo femenino en este proceso de convivir desde nuestras diferencias?

M.A.C.:— Ahora soy yo, querido Juan, la que ha tenido que detenerse a pensar frente a esta interrogante que, desde el ámbito de la dimensión política del ser, enlace con mi idea de lo femenino. Por ello, querido maestro, he elaborado mi constructo, desde dos vías: la concepción de Ferranter Mora atendiendo a su “noética”, relativa al pensamiento y la inteligencia, asociada a su “poética” entendida como un hacer y el rol de lo femenino desde su expresión, realización y significación.

Creo en la inteligencia femenina como una expresión de la sabiduría sensible. En su naturaleza hay un componente perceptivo (conformado de inteligencia emocional e intuición) que propende a comprender y gestionar las emociones, haciendo énfasis en sus habilidades para captar información implícita en las señales y percibir elementos no evidentes del entorno. Este arte intuitivo-emocional se enlaza con una capacidad creativa e imaginativa que le permite desarrollar alternativas innovadoras ante los desafíos.

Hay en la acción femenina un poder activo que es una forma de realización curativa y regenerativa cargada de una significación que me recuerda la posibilidad del eterno comienzo, la concepción de la natalidad de Hannah Arendt. Por eso, Juan y amigos que nos leen-escuchan, el rol femenino en el proceso de convivencia siempre está teñido de la expresión de su inteligencia que se configura en acción poética y se realiza desde una figura sensible-sabia-protectora-creativa llena de multiplicidad de significados y sentidos que componen yo diría, una forma distinta de habitar el mundo. 

El reto de poner a disposición de la convivencia tales cualidades, sigue siendo atendido por miles de mujeres y hombres que encuentran en su componente femenino (anima), el espacio para desarrollar la sabiduría sensible. 

Estoy convencida de que alcanzar lo sublime de la propia vida a través del robustecimiento del alma, escapa a una sutil disquisición de lo bello, para privilegiar la exigente tarea del viaje del verdadero héroe: cambiar la vida y ser volteados ante esa particularidad que nos sorprende, nos reprende y nos invita. Pero eso requiere de valor, queridos amigos, y ya lo dijo Antonio Gamoneda: "La belleza no es un lugar para cobardes". Hace falta mucho más conocimiento, formación y disposición en este sentido. 

Aprovecho, Juan, querido, para dejarte mi última pregunta; ¿Cómo ves tú el valor del coaching político en función a desarrollar esa sabiduría sensible que propenda a brindar herramientas para articular y convivir de una “manera otra”?

Agradecida por la bendición de escribir-hablar-cantar con ustedes y llena de preguntas, proyectos y motivaciones, me despido dejando un extracto del “Credo de una poética de lo femenino” publicado en el libro Líderes que cuentan, se cuentan en el que resumo mi convicción como mujer de cara a la decisión de asumir mi destino como articuladora, rol que sin lugar a duda es poético: “Y definitivamente, creo en la vida y en la forma en que he elegido vivirla: ¡Poéticamente! Dueña y señora de un reino que nunca será mío, donde miro desde la poesía, donde siento como la poesía. Una vida donde soy la poesía…”.

J.V.:— ¡Qué bonita forma de terminar tus respuestas! Me invitas a continuar con ese lenguaje tan poético. Haré el esfuerzo de responder más prosaicamente tu pregunta.

El coaching sin apellidos, porque no iría más allá dentro de lo político de lo que ya te he dicho, es una forma de acompañamiento para la vida, desde el entendimiento de que esa vida, para que sea buena, precisa de la convivencia en paz con nosotros mismos y con los otros. 

Creo, Marvin, que el primer encuentro es con nosotros. Ya es un gran paso ser nuestros propios aliados para no ser paradójicamente nuestro propio obstáculo o nuestro impedimento. Cuando estamos disociados es difícil que nuestra conexión con el mundo se produzca de una forma que nos permita la armonía interior. Y vivir sin armonía es una dolorosa vivencia.

Logrado esto, la cuestión es cómo convivir en nuestros entornos, sea como sujetos individuales o colectivos. Cómo conectarnos con lo que nos rodea para tener una experiencia por la que merezca la pena seguir existiendo como actor social, querer avanzar, querer seguir respirando y despertar cada mañana con los otros. 

La herramienta puede parecernos abstracta por su simpleza. Es lo que Moisés Cordovero en el siglo XVI llamaba el escuchar sublime, escuchar el bien del otro, escuchar lo que hay detrás de lo dicho, detrás del silencio, detrás de lo que nos constituye. Volver a los orígenes, a la conciencia que compartimos.

Desde luego no uso estas palabras con las personas que me piden que les acompañe. Les propongo que el viaje consiste en reinterpretar lo que nos rodea y nuestro propio rol al relacionarnos con los contextos en los que nos movemos. Ampliar en vez de limitar. Aceptar en vez de resistir. Avanzar en vez de resignarnos. Les pregunto cuánto están dispuestos a construir y no solo a salvarse.

La confusión es una parte del propio camino hacia la búsqueda de respuestas, porque no hacen falta respuestas para lo que está claro. Lo que puede faltar son preguntas para determinar la vigencia de lo que consideramos claro ayer. Aceptar lo fugaz, aceptar la impermanencia. Finalmente, lo que nos duele es considerar que las cosas son permanentes en un mundo que no deja de transformarse. ¿Por qué no reconocer que lo que pasa fuera, pasa también dentro de nosotros? La aceptación del cambio abre la esperanza de que también nosotros podemos cambiar y transformar nuestra forma de relacionarnos.

Sentir la transformación tan dentro de cada uno de nosotros, tan adentro, que nos rodea. Creo que ese es el punto en el que nace lo que, tan bellamente, has denominado sabiduría sensible. Aquella que permitiría la creación de un nuevo sistema de relaciones. Aquella que permitiría contribuir a la autopoiesis de ese sistema que es la Vida.

Gracias, Marvin, por aceptar mi invitación.

***

Juan y Marvin se levantan de la mesa de la Cafebrería de Maracay. Van a ser las 7 pm y a esa hora cierran. Miran por el escaparate de la calle Soublette los libros que han dejado sobre la mesa. Juan vuelve a repetir los versos de Rafael Cadenas que va a recitar en el programa Motivos para la esperanza del día siguiente:

que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras

Marvin sonríe como en el prólogo del libro en el que se conocieron y repite:

Y fue la libélula como Ramos Sucre, de rama en surco o como Monterroso, rozando montes, con cuentos brevísimos de alas anchas.

Le habla de las tazas de café de su abuela, que aún conserva, de lo interesante de conocerse y no conocerse, de su tesis doctoral y de la luna llena sobre el parque nacional Henri Pitier, que se ve desde su terraza mientras escucha a Charles Aznavour o Jacques Brel. “Brassens”, dice Juan. Mathieu, Piaf.

Venezuela, España, Francia, Chile, el mundo. Se escucha el cierre de la Cafebrería. En algún momento se dan un abrazo y uno de los dos dice: “Adiós. Seguiremos hablando”

 

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